Antiguamente, aumentar la potencia de un motor pasaba necesariamente por la mecánica, era algo casi artesanal: aumentar el tamaño de las válvulas, culatas esmeriladas… Después llegó la era del chip de potencia para coches y las centralitas externas. Todo esto es ya cosa del pasado. ¿Para qué recurrir a artificios externos cuando las centralitas están preparadas para su reprogramación? En Fast Repro somos expertos en reprogramaciones, y te vamos a explicar con detalle este proceso.

Hoy en día, la electrónica permite hacer variaciones en el funcionamiento y la optimización de un motor sin tener que recurrir en absoluto a la mecánica.

Durante muchos años se han propuesto diferentes soluciones para conseguir una mayor potencia del motor, y han sido muchas las dudas que han surgido al respecto: si eran legales, si podrían tener efectos perjudiciales, etc. El chip fue uno de los recursos más utilizados.

¿Cómo funciona un chip de potencia para coches?

Tuvieron su origen en la competición, para conseguir que modelos estándar tuvieran más potencia, y esta práctica también se extendió a los utilitarios con el fin de mejorar el consumo, el par o la potencia, aunque hoy en día su uso está desaconsejado. Su instalación consistía en desoldar o extraer el chip que almacenaba la programación de los parámetros para reemplazarlo por otro distinto con nuevos datos.

Desde el año 2000, los fabricantes incluyen un sistema de gestión por centralita que ya no hace necesario manipular de forma física para potenciar los valores del vehículo.

Otra solución en desuso: la centralita electrónica adicional externa

Este sistema consiste en el acoplamiento de un accesorio, una centralita electrónica adicional (externa) que modifica a tiempo real el control del motor. Tiene una pastilla de memoria con una nueva cartografía. Al conectarla al vehículo, lee la cartografía original, hace una copia de seguridad y carga la nueva programación.

La desventaja de este sistema es que los ajustes de esas modificaciones son básicas, vienen prefijadas y no se ajustan de forma personalizada a las necesidades y características de cada modelo y motor.

Reprogramación de la centralita

En la actualidad, todos los fabricantes de vehículos dejan un gran margen de seguridad en la programación de los parámetros de la ECU (unidad de gestión del motor) que es la que controla de forma electrónica el funcionamiento el motor: el tiempo de encendido, control electrónico de la aceleración, las revoluciones, la temperatura, caudal de aire, la cantidad de inyección del combustible, control del turbo, limitadores de humos, limitadores de gases, sincronización de las válvulas, comportamiento de la transmisión automática y otros valores ideales en cada momento.

Los fabricantes dejan este margen porque suelen utilizar los mismos motores en versiones mejoradas y más caras del mismo modelo. Y los especialistas saben de forma precisa cuáles son los márgenes de seguridad y tolerancia de la mecánica.

Una reprogramación personalizada permite realizar una modificación controlada y precisa. Para ello se conecta un ordenador portátil a la toma de diagnosis del vehículo (OBD) para leer los parámetros originales y optimizarlos. Se introducen los nuevos valores para hacer la reprogramación “a medida” para un motor concreto.

Esta operación suelen ser realizadas por un profesional que conozca a fondo los ajuste de forma precisa y óptima de los valores y que no entre en conflicto con otros controles. Permite eliminar la limitación de velocidad máxima. Además, según el modelo, esta reprogramación permite un mayor aumento de la potencia que una unidad de control adicional.

Ventajas de reprogramar

Gracias al cambio del software o a la actualización del mismo se puede ganar hasta un 25% de potencia, incluso se puede llegar hasta un 40% y un 10% en motores atmosféricos. También aumenta un 20% en el par con el consiguiente ahorro en el consumo de combustible (hasta 1 litro a los 100 km), lo que también se traduce en una reducción de los gases de escape, una mejora de las emisiones contaminantes y mayor protección de los convertidores catalíticos. Tras una reprogramación se recomienda utilizar aceite de mejor calidad, acortar algo los cambios y evitar una conducción brusca con altas revoluciones.

Las reprogramaciones son prácticamente indetectables en una Inspección Técnica de Vehículos (ITV) y también es muy difícil demostrar su modificación de cara a perder la garantía.

En cualquier caso es un proceso reversible: se puede volver a la programación de serie del vehículo en cualquier momento sin problema. Solo la reprogramación de un experto evitará alteraciones en las emisiones contaminantes, problemas con el filtro antipartículas, picos de temperatura en la cámara de combustión o incluso colapso mecánico, que suele suceden cuando se lleva una reprogramación fuera de los márgenes naturales que imponen los fabricantes de los coches, con el fin de forzar al extremo un motor.

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